martes, 29 de diciembre de 2009

El cochino de Manara

Manara es un cochino, decía mi abuela. Se refería a Milo Manara, el gran dibujante, ilustrador y guionista italiano que nació en 1945 y fue bautizado como Maurillo Manara. Milo fue decantando su estilo hasta convencer(se) de que lo suyo era dibujar, a la perfección, el cuerpo humano, sobre todo el femenino. Manara quiso ser pintor y luego de algunos fracasos decidió trabajar como ayudante de escultor, estudió arquitectura y durante su estudio universitario publicó sus primeras obras como dibujante. Desde su primer trabajo se puede observar la determinación de Manara por un tema por demás controversial: el erotismo.
Milo Manara se ha convertido en el referente mundial para el dibujo erótico, sus trazos son limpios y de una exactitud impensable, su obsesión con el cuerpo femenino se ha traducido en una manera propia de entender a los personajes de sus historias: las mujeres que dibuja siempre tienen cuerpos perfectos (según los cánones griegos/occidentales), pechos redondos y opulentos, cinturas pequeñas, caderas generosas, piernas largas y torneadas, rostros de rasgos delicados como narices diminutas y rectas, ojos grandes, labios carnosos, cabellos largos, sueltos y enrulados.
Sin embargo sus mujeres perfectas tienen cabida sólo en los mundos que Manara les crea, no son mujeres críticas y nunca reprimen su sexualidad, en eso mi abuela tenía razón, gran parte de los argumentos de este italiano bien podrían ser guiones de películas pornográficas de bajo presupuesto. Esos mundos creados como pretexto para mostrar mujeres hermosas son muy variados, pueden ser muy urbanos como en algunas de sus más famosas obras como “El click” (que tuvo cuatro secuelas) o “Strategia della Tensione” o pueden ser muy alejados de la realidad cotidiana como en “Guilleveriana”.
Los mundos creados por Manara no sólo son lugares en los que existen mujeres de moral distraída, en algunos casos el espíritu rebelde de este italiano sale a relucir y crea historias muy críticas como “Telerompo”, “El rey mono” o su versión sobre una de las familias más poderosas en la historia de España e Italia: “Los Borgia” que se basó en el guión de una de las mentes más raras de Chile, Alejandro Jodorowsky.
Manara sigue produciendo historias para cómic, pero su actividad central ahora ha retornado a su primigenia actividad laboral: la ilustración publicitaria pues trabajó como ilustrador de afiches para muchos productos, incluidos los de un par de películas del genio de cine italiano Federico Fellini. A razón de esos trabajos, Fellini y Manara juntaron sus talentos en dos series de historietas con guiones del primero que no llegaron a la producción cinematográfica.
Milo Manara posee un talento único y más allá de lo que puedan pensar nuestras abuelas sigue produciendo obras maestras del cómic para personas con criterio formado que gusten de ver dibujos realistas del cuerpo humano.

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