Se llama Manuel, es conductor, es dominicano y su pasión, como la de muchos allá, es el baseball. Manuel era el responsable de llevarnos y traernos de y hasta el hotel. Como siempre sucede cuando grupos de personas se encuentran todo el día, cada quien asume que los sitios en los que se sienta son inamovibles, así que decidí sentarme al lado de Manuel quien me explicó (o por lo menos lo intentó vehementemente) los números que salen en la parte baja de la pantalla cuando a un jugador le toca su turno al bate, Manuel me fue aclarando promedios de bateo, cómo se van eliminando los equipos que juegan las Grandes ligas, procesos de selección de jugadores, entre otro asuntos tan densos para mi como la explicación del gato de Schrödinger.
Manuel fue una incomparable compañía dentro y fuera del bus, pues tuve la suerte de ser elegido para acompañarle en un almuerzo que hizo que los buffets del hotel de 5 estrellas en los que nos alojó la organización se vean (y saboreen) pobres. Manuel nos llevó a una especie de mercado popular de comidas en el medio de Santo Domingo donde el arroz blanco y los porotos bayos estaban en todos los puestos, probamos un poco de todo: un montón de bichos de mar, carnes de chancho, de res y de pollo (al que no le tengo mucho cariño, pero debo reconocer que estaba buenísimo). Todo barato, todo rico, todo hecho con ese buen humor típico del Caribe. Salud, con ron blanco puro a Manuel: siempre con un chiste en la boca y un sombrero blanco a mano.
Manuel fue una incomparable compañía dentro y fuera del bus, pues tuve la suerte de ser elegido para acompañarle en un almuerzo que hizo que los buffets del hotel de 5 estrellas en los que nos alojó la organización se vean (y saboreen) pobres. Manuel nos llevó a una especie de mercado popular de comidas en el medio de Santo Domingo donde el arroz blanco y los porotos bayos estaban en todos los puestos, probamos un poco de todo: un montón de bichos de mar, carnes de chancho, de res y de pollo (al que no le tengo mucho cariño, pero debo reconocer que estaba buenísimo). Todo barato, todo rico, todo hecho con ese buen humor típico del Caribe. Salud, con ron blanco puro a Manuel: siempre con un chiste en la boca y un sombrero blanco a mano.