miércoles, 20 de mayo de 2009

The Piano Man



Mientras hablamos, Sebastián Szyd no puede desprender la vista del piano que está a mis espaldas, ni bien hay una pausa en la conversación y con toda naturalidad se levanta y luego de mirar a todos lados se sienta y comienza a tocar; algunos de los comensales del pequeño salón se dan la vuelta y él pregunta si alguien tiene algún pedido musical. Me dice que estudió piano tanto tiempo que alguna vez tuvo el dilema para escoger entre una carrera como pianista o como fotógrafo, escogió la segunda y ahora, casi 15 años después está seguro de que fue una buena decisión.
El trabajo de Szyd no es fácil de catalogar: puede ser un extenso ensayo fotográfico sobre nuestra América del sur; extenso pues ya abraca casi una década de trabajo y miles de imágenes, puede ser la búsqueda de retratar esa realidad compartida por quienes vivimos al sur, pero también puede ser un largo viaje dignificante a través de los ojos de uno de los más importantes fotógrafos de los primeros años de este siglo.
Los niños en las imágenes de Sebastián dicen mucho sobre su trabajo, sobre sus sueños, sobre su pobreza y dificultades, pero también dicen mucho sobre la dignidad de los niños y sobre la entereza a la hora de encarar sus cortas vidas.
La postura ética de Szyd se traduce en la sensibilidad con la que se acerca a quienes retrata, no es un extraño que roba fotos, es un asiduo visitante que convive con ellos. El sentido estético que ha desarrollado a lo largo de su carrera nos brinda imágenes que trasmiten sensaciones encontradas. La reflexión y la práctica de ambas posturas serán el temario sobre el que este fotógrafo argentino construirá un Taller sobre ensayo fotográfico que él ha denominado “miradas”. El taller está organizado por la Universidad Franz Tamayo y está abierto a quienes deseen desarrollar una visión propia sobre la construcción de la imagen.
Mientras sus manos siguen acariciando el piano le pregunto si tiene un cantante favorito y a tiempo de comenzar a tocar una conocida melodía me dice: Billy Joel.

lunes, 18 de mayo de 2009

18%


La escala de grises es cómo vemos las cosas cuando no hay luz natural. Por una condición fisiológica del ojo vemos así de noche sin otra luz que la de la luna. El ojo entiende que un objeto es negro cuando refleja menos del 4% de la luz que recibe y blanco como algo que refleja más del 86% de esa luz. 

El 18% de gris es aquella zona de exposición fotográfica en la que se encuentran los tonos medios de la piel, de allí que en la escala de grises sea el porcentaje más buscado como referencia visual.

Para quienes hacemos fotografía esa búsqueda del 18% se convierte en una constante automática y como educadores deberíamos estar a la pesca de ese raro porcentaje que simboliza al ser humano, después de todo ese 18% representa cómo vemos a los demás.

La labor educativa se asemeja al proceso fotográfico: uno encuentra un sujeto y siente la necesidad de conocer su esencia, decide qué estrategia utilizar (cada situación fotográfica, así como cada sujeto son diferentes) y luego se debe procesar la información para convertirla en una sola imagen.

Como educadores tenemos el compromiso de encontrar la forma específica en que cada estudiante puede sacarle el mayor provecho a la formación que le damos. Ese 18% tendría que guiar nuestros pasos, los Maristas tienen una práctica pedagógica que se denomina pedagogía de la presencia y consiste en tomar muy en cuenta todas las subjetividades de los estudiantes a la hora de plantear el proceso de enseñanza aprendizaje, creo que es una buena manera de comenzar a buscar ese porcentaje.